Con motivo de la celebración del Día del Niño, es necesario enfatizar en la prevención y detección oportuna de padecimientos en pro de la salud de nuestros pequeños. Para ello es importante recordar que aunque las enfermedades crónicas suelen asociarse con personas de edad avanzada, los niños y niñas también las pueden padecer. Las enfermedades crónicas se definen como todo aquel padecimiento que afecta la salud y la calidad de vida, y tiene una duración mayor a 12 meses. A continuación conoceremos sobre algunas de las enfermedades crónicas que pueden aparecer en la edad pediátrica.

  • Asma:

En el asma, los pulmones y las vías respiratorias se inflaman fácilmente al estar expuestos a ciertos desencadenantes, como inhalar polen, hacer ejercicio extenuante, tener un resfriado u otra infección respiratoria.  La prevalencia entre los niños y adultos varía del 1 al 18% en diferentes partes del mundo y su mortalidad es de aproximadamente 250,000 personas por año. En algunos niños, el asma no controlada puede causar peligrosos ataques de asma; y aunque esta no sea una enfermedad diferente al asma en los adultos, los niños enfrentan desafíos especiales, ya que puede causar molestos síntomas diarios que interfieren con los juegos, los deportes, la escuela y el sueño del niño. Esta afección es una de las principales causas de visitas al departamento de emergencia, hospitalizaciones y ausencia de la escuela.

Desafortunadamente, el asma infantil no se puede curar y los síntomas pueden continuar hasta la edad adulta. Pero, con el tratamiento adecuado, tú y tu hijo pueden controlar los síntomas y evitar el daño a los pulmones en crecimiento.

  • Obesidad:

Según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) 17,6 millones de niños menores de  5 años sufren obesidad, asimismo en 2016 había más de 340 millones de niños y adolescentes (de 5 a 19 años) con sobrepeso u obesidad. Lo alarmante de esta situación es que la prevalencia en este rango de edad (de 5 a 19 años) ha aumentado de forma preocupante, del 4% en 1975 a más del 18% en 2016. Recordemos que tanto el sobrepeso como la obesidad, tienen graves repercusiones sobre la salud, sobre todo con una aparición a edades tan tempranas, puesto que aumenta el riesgo a sufrir enfermedades como las cardiovasculares, hipertensión, diabetes o incluso cáncer.

Prevenir el sobrepeso y la obesidad será mucho más sencillo si desde la infancia se adoptan hábitos alimentarios saludables y se incorpora el ejercicio al estilo de vida; para esto la OMS recomienda que los niños y adolescentes realicen al menos una hora de actividad física moderada al día.

  • Diabetes Mellitus:

La diabetes es una enfermedad crónica-degenerativa, es decir que dura para toda la vida y en ausencia de tratamiento deteriora progresivamente la salud. Existen diversos tipos de diabetes, pero en todos los casos, la enfermedad se caracteriza por la presencia de niveles altos de glucosa (azúcar) en sangre, que a largo plazo produce múltiples problemas relacionados con el adecuado funcionamiento de nuestros órganos.

En edad pediátrica, la diabetes de tipo 1 es más prevalente que la tipo 2. La tipo 1 es una enfermedad de origen autoinmune, que en términos simples, significa que el sistema de defensa contra agentes externos por alguna causa comienza a atacar células propias del cuerpo, en este caso a un grupo específico de células en el páncreas encargadas de la producción de insulina (la hormona encargada de llevar la glucosa de la sangre hacia el interior de las células). En este caso el tratamiento depende de la aplicación de insulina exógena a través de jeringas, plumas o bombas.

Por otra parte, se ha observado un repunte de casos de diabetes tipo 2 en niños que antes no existía. Esto debido a la creciente cifra de niños y adolescentes que padecen sobrepeso y obesidad. La diabetes tipo 2, es determinada por la resistencia a la insulina, lo cual significa que aunque el cuerpo sea capaz de producir la hormona, esta no puede actuar debido a que existe grasa alrededor de los órganos (grasa visceral) que le impide ejercer su función adecuadamente. El tratamiento va orientado hacia reducir el peso, adoptar hábitos saludables como la alimentación balanceada y el ejercicio físico, y en algunos casos también se utilizan medicamentos para lograr el control glucémico.

  • Epilepsia:

La epilepsia es una enfermedad crónica no transmisible del cerebro caracterizada por convulsiones recurrentes, que son episodios breves de movimientos involuntarios, secundarios a actividad cerebral aberrante. Con frecuencia, la atención médica no aborda la epilepsia debido a la idea errónea de que no es una afección médica que pueda tratarse. De hecho, el 75% de todas las personas con epilepsia en países de ingresos bajos o medios no reciben tratamiento.

  • Cardiopatías:

Las enfermedades del corazón son un grupo de afecciones particularmente peligrosas en niños, ya que ponen en riesgo la vida y la salud de estos pacientes. Estas pueden ser origen congénito, como las anomalías estructurales que ocurren por alteraciones en el desarrollo embrionario; por ejemplo, estenosis pulmonar, transposición de grandes vasos, tetralogía de Fallot, persistencia del conducto arterioso, entre otras. También pueden ser de origen adquirido, es decir, como consecuencia de algún otro proceso externo posterior al nacimiento. Dentro de esta categoría, la cardiopatía reumática es la enfermedad cardíaca adquirida más común entre los niños y jóvenes en los países en desarrollo y afecta a alrededor de 33 millones de personas en todo el mundo. La cardiopatía reumática comienza con una infección de la garganta durante la infancia, causada por la bacteria estreptococo. Si no se trata o se trata inadecuadamente, puede provocar fiebre reumática, una reacción inflamatoria en el cuerpo, que puede originar daños en una válvula cardíaca y, con el tiempo, insuficiencia cardíaca.

  • Cáncer:

El cáncer aparece cuando las células de nuestro cuerpo comienzan a reproducirse de forma acelerada y sin control. Entre los niños (de 0 a 14 años), los tipos más comunes de cáncer son las leucemias, seguidas por tumores del cerebro y sistema nervioso central, linfomas, sarcomas de tejido blando (de los cuales la mitad son rabdomiosarcomas), neuroblastomas y tumores de riñón. La leucemia linfoblástica aguda (LLA) es el tipo de cáncer más frecuente en la infancia y se origina en las células que normalmente madurarían hacia los diferentes tipos de células sanguíneas. Cuando los médicos saben el tipo de cáncer específico que padece la persona, pueden hacer un mejor pronóstico y seleccionar el mejor tratamiento.

  • Enfermedades genéticas:

Los agentes externos no son los únicos responsables de las enfermedades infantiles. En este grupo se incluyen algunas enfermedades no tan comúnes pero que pueden aparecer en la infancia como consecuencia de mutaciones genéticas hereditarias. Algunos ejemplos de estas son: la fibrosis quística, las talasemias, la hemofilia, la distrofia muscular, entre otras.